Las tortugas verdes en la playa El Gato

Un proyecto de I+D busca conocer más de la conectividad de la playa El Gato, en Azuero, con otras playas de la región, a través de la anidación de la especie Cheloniamydas.

Tamara Del Moral

tdelmoral@senacyt.gob.pa

IMAGiNA

¿ Cuáles son las características biofísicas de la playa El Gato?

¿Cuáles son los sitios de forrajeo de la población de tortugas verdes hembras que anidan allí? ¿Están

relacionadas con poblaciones de otras playas en la región? Estas son algunas preguntas que el científico veragüense, Eric Flores, busca responder a través del monitoreo en campo, datos satelitales y análisis isotópicos y genéticos.

La playa El Gato, en el suroeste de la península de Azuero (distrito de Mariato), es una playa aislada. Tiene una extensión de unos 800m de largo, 18m de ancho y una pendiente de 4% en promedio. En la estación seca llegan las tortugas verdes (Chelonia mydas) hembras a depositar sus huevos, siendo los meses de febrero, marzo y abril, los mayores picos de anidación.

El Dr. Eric Flores, investigador de la Estación Científica Coiba AIP y miembro del Sistema Nacional de Investigación, lidera un proyecto beneficiado dentro de la Convocatoria Pública de Fomento a I+D 2022 de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), que contempla la caracterización de la playa El Gato y el monitoreo de las tortugas verdes que anidan en ella. El trabajo de campo se desarrolla en dos campañas en las estaciones secas de 2023 y 2024.

Datos preliminares

La primera campaña incluyó una gira de 15 días entre febrero y marzo y otra, de 15 días entre abril e inicios de mayo de 2023.

“Me acompañaron el biólogo Joelbin de la Cruz como asistente técnico y tres ayudantes de campo. Dividimos la playa en siete sectores, cada uno de 100m. Tomamos los datos de ancho, la pendiente, el tipo de vegetación, los desechos no orgánicos y la granulometría en cada sector, y cuantificamos las hembras que llegaron a tratar de anidar y las que sí anidaron, explica el Dr. Flores.

En la primera gira fueron 59 horas de patrullaje y en la segunda, 66 horas. Cada noche recorrían la playa por unas tres horas y media, tomando en cuenta las mareas, ya que la marea creciente minimiza el esfuerzo físico de las tortugas para llegar a la playa.

Las tortugas marinas pueden hacer varios intentos para desovar. A veces seguían una tortuga que excavaba 20 o 30 minutos en un sitio, pero no desovaba y comenzaba a excavar en otro sitio. Pueden recorrer casi la mitad de la playa escarbando, se cansan y regresan al mar. Otras hacen un recorrido en “U” y se vuelven al mar, quizás porque está muy iluminado por la luna, o hay mucha basura, sobre todo, plásticos.

Algunas tortugas desovan en varios nidos en distintos días, lo que puede ser una adaptación de supervivencia, y en dos o tres años pueden volver a la misma playa a poner sus huevos. Entre las dos giras, los científicos registraron 561 intentos de anidación, de los cuales, 76 tortugas desovaron efectivamente.

“No todos los intentos fueron positivos. Verificamos cada noche y marcamos los rastros para no volverlos a contar. En el día, recorríamos la playa para ver los intentos de anidación que se nos escapaban en el recorrido nocturno”, comentó el Dr. Flores.

De las 76 tortugas que anidaron, lograron colocarles placas metálicas de identificación a

52. A una tortuga ya la habían plaqueado en otro proyecto de 2018. El tamaño promedio de las tortugas es de 85cm de largo curvo del caparazón, que no está lejos del tamaño de otras hembras del Pacífico este tropical, en Nicaragua, México y Costa Rica.

“Medimos una de 98cm de largo curvo de caparazón y 93cm de ancho. Considerando que pueden pasar poco más de 20 años para llegar a la edad reproductiva, con esas dimensiones, quizás tenía 70 años o más”, dijo el científico.

También hicieron el primer reporte de depredación de neonatos de tortugas en el Pacífico, por parte del halcón negro común o halcón cangrejero (Buteogallus anthracinus). “Era una pareja de estos halcones que tenían un nido en un árbol cercano; no sabemos si esta especie sincroniza su periodo reproductivo con la anidación de tortugas para tener alimento constante en la playa para sus crías, y no sabemos si ese comportamiento se transmite a la descendencia”.

Además, vieron tortugas con partes de caparazones quebrados, quizás por intentos de depredación por tiburones o cocodrilos.

Transmisores

El equipo tenía previsto colocar cuatro transmisores satelitales a las tortugas en la primera etapa, pero lograron colocarles ocho; esperan poder conseguir dos más con los fondos que restan del proyecto para la segunda campaña. Los cuatro primeros transmisores registraron el desplazamiento de una tortuga que, después de anidar, se fue por la costa sur de la península de Azuero, luego al norte de la isla Coiba y a otras islas al norte del Parque Nacional Coiba (PNC), y regresó a la playa El Gato.

Otra se desplazó a la isla de Cébaco, se movió a las islas Contreras, al oeste del PNC; y otra se fue al Golfo de Montijo y estuvo varios días, luego se fue por la costa sur de Soná y terminó al norte la isla Coiba.

El trayecto más interesante, según el Dr. Flores, fue el de una que viajó en línea vertical hacia el sur y se desplazó desde la península de Azuero, al límite jurisdiccional de Panamá en aguas oceánicas y regresó a Cébaco, desde allí, hizo un recorrido casi en línea recta, pasó por el norte de Coiba y se fue al Golfo Dulce en Costa Rica. Recorrió casi 259 kilómetros en 26 días.

“Esto nos demuestra la importancia que puede tener una playa pequeña como El Gato porque aparentemente tiene conectividad con Coiba y las tortugas se mueven en el norte, donde se concentra la actividad turística. Las tortugas verdes se trasladan a otros sitios tal vez en busca de alimento (pasto marino, esponjas y crustáceos) y para reproducirse y mantener una genética sana”.

Análisis

Los investigadores tomaron 39 muestras de tejido cutáneo de la parte nucal de las tortugas para realizar análisis de isótopos y de genética. Los isótopos permiten identificar el alimento que consumen las tortugas y las zonas donde se alimentan.

Las muestras de tejidos ya se enviaron a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), en California, donde el Dr. Jeffrey Seminoff, especialista de tortugas marinas que ha trabajado muchos años con marcadores isotópicos y va a colaborar en el proyecto.“El Dr. Seminoff tiene una base de datos valiosa y estos nuevos datos de Panamá van a aportar sobre la importancia de esta playa”, indica el Dr. Flores.

En la segunda fase, se enviarán las demás muestras a Chile donde la Dra. Rocío Álvarez-Varas, de la Universidad Católica del Norte de Chile, quien analizará el ADN para conocer el origen de la población de tortugas verdes de playa El Gato y si están emparentadas con otras en las Galápagos, México o Costa Rica.

Adicionalmente, se calcularán cuántas hembras están anidando, cuántas reanidan, y se usará un protocolo estandarizado para obtener un estimado de cuantas tortugas realmente anidan en la playa. En el estudio también colaboran el estudiante de maestría de la UTP, Kexy Rodríguez, la Dra. Elia Cano y el Dr. Carlos Rovetto, también de la UTP.

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