Incidencia del tórsalo ‘C. baeri’ en monos aulladores

Desde hace 25 años no se han hecho reportes oficiales a nivel científico del impacto de un tórsalo y su incidencia en el mono aullador de la Cuenca del Canal.

Autores: Jeami Newbold-Bernal, Catherine Arrocha-García, Lineth Torres-Serrano/GIP-UP y FCPP.

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El tórsalo del mono aullador Cuterebra baeri es una mosca que tiene como hospedero principal a diferentes especies de monos aulladores y se caracteriza por producir miasis cutánea foruncular en diferentes partes de su cuerpo

A diferencia del tórsalo que se hospeda en bovinos y seres humanos (Dermatobia hominis), el tórsalo del mono aullador es específico para el primate (Alouatta spp.), aunque han existido casos accidentales de infestación en monos cariblancos del Ecuador, y monos nocturnos en Sudamérica.

A pesar de que la hinchazón que presentan los monos en sus cuerpos como esferas (forúnculos), los hace conspicuos y perceptibles a la vista del observador, no se han hecho reportes oficiales a nivel científico del impacto de este tórsalo y su incidencia en el mono aullador de la Cuenca del Canal desde hace 25 años, cuando la Dra. Katharine Milton, de la Universidad de California, publicó junto a colaboradores, datos específicos del ciclo de esta mosca, sus estadios larvarios y su afectación en las poblaciones de los monos aulladores de isla Barro Colorado, en el centro de la Cuenca del Canal de Panamá.

La mosca requiere un animal fuerte que la pueda hospedar y a su vez aguantar vivo por mes y medio, hasta que complete su fase de pupa, donde luego caerá al suelo del bosque para enterrarse y eclosionar como mosca adulta.

Una de las poblaciones de monos aulladores afectadas y fácil de detectar con infestación de C. baeri es la del Parque Nacional Soberanía, que está siendo contabilizada y monitoreada por la Fundación Pro- Conservación de los Primates Panameños (FCPP) y el Grupo de investigación de primatología de la Universidad de Panamá (GIP-UP), y es motivo de nuestro estudio de tesis de licenciatura.

Asesoradas por profesores del GIP-UP y FCPP, presentamos un trabajo preliminar relacionado al patrón de miasis de C. baeri para detectar preferencia en áreas de infestación, tendencias de prevalencia y variables que podrían afectar a la larva del tórsalo del aullador con el objetivo de comprender la dinámica poblacional y la relación parásito-hospedador.

Cuando hablamos de la relación parásito-hospedador nos referimos a una asociación de dos especies que dependen metabólica y evolutivamente de la otra para su sobrevivencia. En la naturaleza se presentan diferentes interacciones específicas de cada parásito que pueden ir de obligatoria a facultativa, permanente a intermitente y superficial a subcutánea, algunas veces ejerciendo un papel de controlador biológico.

El entendimiento de esta relación y su función ecológica envuelve una serie de factores bióticos y abióticos, e incluye la observación periódica a largo plazo, así como conocimiento de su historia natural. Los monos aulladoresA. p. aequatorialis son primates diurnos que realizan sus actividades diarias en el estrato medio de los árboles, presentan una estructura grupal multi macho-multi hembra, se alimentan de estípulas, peciolos, hojas, flores, y frutos, y tienen fama de ser poco exigentes en cuanto a sus hábitats. Sin embargo, de las 4 subespecies que habitan en Panamá, todas están en alguna de las tres categorías de amenaza según la Lista Roja de la UICN debido a la acelerada pérdida de hábitat boscoso.

Mientras que el mono es afectado por la pérdida del bosque húmedo tropical, la mosca C. baeri les causa miasis cutánea foruncular, que es la infestación en la piel por sus larvas en 3 diferentes estadios de desarrollo (L1, L2 y L3), alimentándose de tejido vivo subcutáneo durante 35 a 41 días, genera un alto costo energético para el mono aullador, ocasionándole daños en su fisiología por estrés constante, disminución de peso

corporal, aletargamientos, e incluso en casos severos de infestación masiva, puede llevarlos a la muerte. Los individuos al presentar estrés producen niveles altos de cortisol, que afecta su sistema inmune y los expone a más infestaciones del tórsalo.

Entonces nos preguntamos si, ¿la frecuencia de lesiones en un individuo depende de diferentes factores ambientales, características corporales o es aleatorio? De los pocos estudios disponibles, se sabe que C. baeri presenta una estacionalidad marcada donde la frecuencia de lesiones aumenta y disminuye durante el año, siendo más abundantes durante los meses lluviosos, además la pupa necesita condiciones climáticas adecuadas para que se desarrolle con éxito. La vía de infestación de la mosca en el mono podría estar relacionada a los sitios donde transita en el dosel y estrato medio donde el mono frecuenta para forrajear hojas y frutos, aprovechando la mosca para allí poner sus huevos.

La información disponible es limitada y aun no se conoce qué factores influyen en su incidencia ni en su papel en los procesos ecológicos. Nuestras observaciones preliminares muestran que la incidencia de C. baeri puede variar durante los meses y sexo, mas no por edad ni zona corporal, sin embargo, consideramos que las moscas no tienen una selectividad al parasitar a un individuo en particular.

Algunas preguntas sobre esta interacción son: ¿Qué pasaría si el cambio climático llegase a afectar a alguna de las especies mencionadas?, ¿Cómo sobreviviría la mosca sin su hospedero principal?, ¿Cómo la sequía afectaría la fenología de los árboles y la dieta del mono aullador? ¿Podría disminuir su éxito reproductivo?

A nivel de conservación, el poco entendimiento de que esta mosca no es la misma que ataca al ganado y al hombre, ha generado un impacto negativo en la población de los monos aulladores, ya que, en algunas zonas del país, los monos son eliminados por el ganadero con la falsa idea de que es el mono quien contagia los tórsalos a su ganado. Es importante recalcar que, aunque haya monos infestados con tórsalos viviendo en zonas de agricultura y ganadería, la mosca C. baeri se diferencia por los forúnculos que les ocasiona al mono, y necesita un hospedador con las características de temperatura interna e inmunidad del mono, por tanto, no podría sobrevivir

en otro organismo por mucho tiempo. Es de suma importancia seguir monitoreando las interacciones parásito-hospedero para poder crear un sistema de alerta a posibles alteraciones ambientales y poblacionales de los mamíferos.

Los primates no humanos, como el mono aullador, nos ayudan a mantener nuestros bosques, al dispersar semillas, podan naturalmente las ramas de los árboles e incluso pueden indirectamente alimentar a otros mamíferos al tirar las frutas que se les caen al comer, ayudando al territorio panameño a mantener su biodiversidad. Es nuestro trabajo como seres humanos mantener y conservar nuestra vida silvestre de manera óptima, igualmente, el deber de entender y seguir estudiando las variaciones microclimáticas que son esenciales para garantizar la supervivencia de la mosca, y las consecuencias que trae consigo si uno de los dos es afectado por causas antropogénicas.

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