Parque Nacional Coiba y el valor natural de sus playas

Un proyecto de Coiba AIP se enfoca en la evaluación del paisaje costero del Parque Nacional Coiba y de los atributos biológicos de sus playas.

Tamara Del Moral
tdelmoral@senacyt.gob.pa

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Ante la presión que ejercen las actividades humanas, la gestión de playas es una estrategia preventiva basada en evidencia científica para procurar que las playas conserven su valor natural y sus funciones ecosistémicas, como áreas de anidación y de reproducción de diversas especies y la protección contra tormentas o inundaciones en las zonas internas de las costas, entre otras.

Un proyecto de Coiba AIP en el cual colaboran científicos de varias disciplinas se enfoca en la evaluación del paisaje costero y de los atributos biológicos de las playas del Parque Nacional Coiba (PNC).

La iniciativa surgió tras una conversación durante el Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar (Colacmar) en Argentina en 2019, cuando el director ejecutivo de la Estación Científica Coiba AIP, Dr. Edgardo Díaz Ferguson y el Dr. Camilo M. Botero, se plantearon la importancia de estudiar las playas del PNC para determinar cómo debía ser la gestión de dichas playas.

La investigación quedó en pausa debido a la pandemia de Covid 19 y se retomó en febrero de 2022.

La investigación, que comprende cuatro visitas al Parque Nacional Coiba (PNC) y terminará en marzo de 2023, contribuirá a sentar las bases de una línea de investigación en gestión y certificación de playas, no solo en Coiba sino también en su zona de influencia, y otra línea unida al Plan Estratégico de Coiba AIP y sus áreas críticas de investigación.

“La gestión de playas puede tener un enfoque turístico más allá de la oferta tradicional de sol y playa. Entre esas opciones están el turismo científico y el turismo de naturaleza”, explica el Dr. Botero, explorador, geógrafo costero, doctor en gestión de agua y la costa, e investigador asociado a Coiba AIP. Su trayectoria incluye investigaciones relacionadas con la gestión y certificación de playas.

Giras

En las primeras exploraciones durante este año, los científicos recorrieron la isla Coiba y los archipiélagos cercanos, el islote Granito de Oro y las islas Ranchería, Coco, Jicarón y Jicarita.

Las playas del PNC tienen diferentes tipos de arena. La bióloga Sara Justo ha recolectado muestras de arena y de fauna asociada para ser analizada. Los coinvestigadores del proyecto, el Dr. Díaz-Ferguson y el Dr. Humberto Garcés, realizarán una caracterización granulométrica de las playas y una valoración de la biodiversidad encontrada en la zona litoral a nivel de epifauna (fauna asociada al substrato en su parte superficial) en cada una de las playas estudiadas.

La Dra. Cristina Pereira, experta en Ciencias de la Tierra y piloto certificada de dron, ha creado mapas de algunas playas. Uno de los resultados que se espera del proyecto es generar el mapa de más de 40 playas con sus nombres, la información de los organismos que se encuentran en ellas y la evaluación de paisaje.

Playas certificadas

La certificación de las playas se obtiene a partir de una evaluación del paisaje costero, mediante un método científico validado
internacionalmente para determinar el estado de conservación de la naturaleza de cada playa.

Aquellas que conservan su naturaleza original, son clasificadas como 1 y 2, mientras que las que no tienen nada natural o que han sido destruidas, son evaluadas como 5.

Coiba AIP tiene como aliado al Consorcio Certificando Playas, que se deriva de la Red Iberoamericana Proplayas y cuenta con seis
nodos de la red para crear una certificación turística distinta al turismo de sol y playa. El Dr. Alfredo Cabrera, de Cuba, será el evaluador internacional, y el Dr. Botero, el evaluador nacional en representación de Coiba AIP.

Luego, representantes de Coiba AIP, del Consejo Directivo del PNC y del Ministerio de Ambiente, deben hacer un programa de monitoreo de las playas certificadas para garantizar que el paisaje no sea afectado, y un programa de mantenimiento de las playas para que se mantengan limpias, que no se genere ruido y que no se ubiquen construcciones, así como un plan de promoción de turismo de naturaleza y científico.

“Desde la ciencia, queremos aportar para planear a mediano y largo plazo, un turismo de alto valor, consciente y responsable”, resalta el Dr. Botero.

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