Orígenes del Castillo de San Lorenzo y del poblado de Chagres

El objetivo principal del proyecto financiado por la Senacyt es reconstruir y documentar la historia de la tercera fase constructiva de la fortaleza y la vida cotidiana de los antiguos pobladores hasta 1916.

Tamara Del Moral
tdelmoral@senacyt.gob.pa

IMAGINA

El trabajo de los arqueólogos para reconstruir los hechos del pasado es como leer un libro comenzando desde
la última página hacia la primera. “El final es donde estamos parados en el presente y la prospección es como ojear el libro, es agarrar primero unas hojas para tener una idea de cómo se puede leer”, dice el profesor asociado de la Universidad
del Norte de Barranquilla, Juan Guillermo Martín, arqueólogo que forma parte del equipo que ejecuta una investigación científica
multidisciplinaria sobre los orígenes del Castillo de San Lorenzo y del poblado de Chagres, en la provincia de Colón.

El Castillo de San Lorenzo El Real de Chagres es una edificación militar que fue construida en diferentes etapas durante la época colonial.
Originalmente constaba de una plataforma marina diseñada y construida por el ingeniero militar Bautista Antonelli entre 1595 y 1610, en la punta de un acantilado al nivel del mar. Debido a las condiciones ambientales y la falta de mantenimiento se destruyó. La segunda versión, construida en la década de 1650 sobre la cima del peñón, fue destruida por el corsario inglés Henry Morgan en 1671. La tercera versión del castillo la diseñó y empezó a construir Antonio Fernández de Córdoba en 1672.

Con cada reconstrucción, el poblado de Chagres, conformado mayoritariamente por afrodescendientes, familiares de la guarnición
y esclavos que servían al castillo, se iba desplazando. Para 1672 Chagres se reubicó detrás y al oriente de la fortaleza.

El castillo que se observa hoy día es la cuarta versión y se construyó en la década de 1760.

Es un monumento histórico nacional, Patrimonio Mundial de la Unesco y está siendo restaurado por el Ministerio de Cultura. Cerca
del castillo hay edificaciones estadounidenses del siglo XX relacionadas con la defensa del Canal de Panamá.

El Dr. Tomás Mendizábal, arqueólogo, miembro del SNI e investigador del Centro de Investigaciones Históricas, Antropológicas y
Culturales (Cihac AIP) lidera el proyecto “Los orígenes del Castillo de San Lorenzo y del poblado de Chagres en el caribe panameño”,
financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).

Entre los objetivos de esta investigación están: la obtención de nuevos datos arqueológicos, geofísicos y documentales del Castillo de San Lorenzo y el poblado de Chagres. Se investigó en campo en el patio de armas, el glacis y la batería externa de la cuarta fortaleza, ya que esta enterró y cubrió tanto el tercer castillo como el pueblo de Chagres. “El proyecto comenzó en septiembre de 2022
con la recopilación de datos históricos de entre 1650 a 1700 en el Archivo General de Indias en España. Este trabajo lo hizo la doctoranda panameña Linneth Suira, en la Universidad de Sevilla. El trabajo de campo arrancó en diciembre de 2022 con las investigaciones geofísicas con el Dr. Alexis Mojica de la Universidad Tecnológica de Panamá y las labores de arqueología en campo comenzaron en enero de 2023”, detalla el Dr. Mendizábal.

Los arqueólogos abrieron dos frentes: excavaron en el foso de la tercera fortaleza de San Lorenzo y afuera del castillo, comenzaron
los trabajos de prospección para ubicar y delimitar el poblado de Chagres.

Arquitectura militar
Dentro del foso excavado del tercer castillo, con una profundidad aproximada de poco más de dos metros, se aprecia una capa superficial de caliche, que se estima que fue usado para tapar el foso y tener un patio de armas para rodar la artillería del último castillo. Al fondo están los sedimentos que se acumularon naturalmente en los 90 años que el foso estuvo abierto entre las décadas de 1670 y 1760.

“Aquí esperábamos encontrar artefactos arqueológicos de esa burbuja de tiempo, que nos hablara de la vida cotidiana de la
guarnición de soldados que estaba en el fuerte, pero lastimosamente el relleno estaba bastante limpio”, cuenta Mendizábal. “Este foso tiene unos 12 metros en su parte más ancha en este sector, donde estaba el puente de acceso. El foso cruzaba de canto a canto
del acantilado donde estaba situado el castillo.

Detrás de mí estaba uno de los baluartes y la cortina que lo unía con el otro. Arriba, habría tenido un acabado de mampostería donde habrían estado los parapetos, los merlones y las troneras para la artillería que apuntaba hacia afuera del castillo. Más allá, quizás estaban las oficinas, el cuartel de la tropa, la casa del castellano y cualquier otro depósito de municiones. Todo eso, lo más probable, es que haya sido demolido cuando construyeron el castillo actual”, relata Mendizábal.

En la mitad del foso encontraron una base de calicanto, de mampostería, piedra y mortero de cal de arena, que fue construida sobre el relleno del foso, quizás para para sostener el asta de la bandera del cuarto castillo.

Férnandez de Córdoba tenía la instrucción de agrandar el castillo y este se fue expandiendo poco a poco. Tras su muerte, ya se habían adelantado los trabajos de excavación del foso afuera y la construcción de uno de los baluartes de un nuevo hornabeque. Esas obras se aprovecharon para construir el cuarto castillo.

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