Estrés académico, inteligencia emocional y hábitos de alimentación en estudiantes universitarios

Emilio Romero, Estelina Ortega,
Aurora Mejía y Rigoberto Salado

Universidad de Panamá

IMAGINA

La inteligencia emocional hace referencia al conjunto de habilidades que permiten a las personas regular el estado de ánimo y los sentimientos, en particular, la percepción del estrés.

Aunque las razones no se comprenden del todo, existe una relación entre el estrés, la conducta alimentaria y la inteligencia
emocional. Nuestro objetivo fue relacionar la inteligencia emocional, el estrés académico y la conducta alimentaria en una muestra
de estudiantes de psicología y biología de la Universidad de Panamá.

Evaluamos la inteligencia emocional con la escala Trait Meta Mood Scale. Los participantes contestaron la escala de estrés académico autoinformado SEEU-R. Además, la conducta alimentaria se evaluó a través de una escala. Los instrumentos se aplicaron a inicios del semestre y la segunda aplicación se realizó a los mismos sujetos en las últimas semanas del semestre.

Reportamos que existen diferencias en la puntuación de estrés académico de inicio de semestre entre los estudiantes de biología y psicología. Esta diferencia también se observa en la puntuación de estrés académico a final del semestre.

Por tanto, los estudiantes de biología perciben un mayor estrés académico a lo largo del semestre. Además, existen diferencias en la puntuación de atención emocional entre biología y psicología.

En consecuencia, los estudiantes de psicología muestran una mayor atención emocional a lo largo del semestre. Es decir, los estudiantes de psicología exhiben una mayor capacidad de reconocer sus emociones y sentimientos.

Tanto en biología como en psicología, la percepción del estrés académico aumenta hacia el final del semestre. Esto es un indicio de que la sobrecarga de deberes, exámenes y la entrega de tareas, acontecimientos típicos que se acumulan al final del semestre, aumenta el estrés.

En los estudiantes de biología y psicología existe una débil asociación inversa entre el estrés académico y la claridad emocional y la reparación emocional de modo que los estudiantes con menor capacidad para percatarse y trabajar sus emociones pueden percibir un mayor estrés académico. Otros estudios han mostrado que la capacidad de distinguir, conocer y comprender las emociones está relacionada con la capacidad de regular y controlar las emociones.

No encontramos asociaciones entre el estrés académico o las dimensiones de la inteligencia emocional con la conducta alimentaria. Esto podría deberse a que el instrumento utilizado no está diseñado específicamente para evaluar los cambios en los patrones alimentarios relacionados con estados emocionales como el estrés.

A la luz de lo reportado, los estudiantes de biología experimentan mayor estrés en el semestre. En cambio, los estudiantes de psicología tienen mayor capacidad de conocer y trabajar en sus emociones. No existe asociación entre la percepción de estrés y la conducta alimentaria, ni entre las dimensiones de la inteligencia emocional y la conducta alimentaria.

Recomendamos continuar explorando la relación entre estas variables con diseños más cuidadosos, incorporando instrumentos que evalúen la alimentación emocional, entendiendo la alimentación emocional, como el consumo de alimentos con el fin de eliminar y/o reducir la intensidad de estados emocionales negativos.

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