El aporte científico de la primera médica y ginecóloga panameña

Debido a su formación, Lidia Sogandares se interesó en generar literatura médica que público tanto en el país como en el extranjero.

Vannie Arrocha

arrochav@gmail.com

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Que su madre curara a sus hermanos de las heridas cotidianas que se hacían al andar y jugar fue el hecho que propició que Lidia Sogandares se encaminara hacia la medicina desde que era una niña, en su natal isla Taboga.

Camino que comenzó a trazar en la secundaria. En el nido de águilas, como coloquialmente se le conoce al Instituto Nacional, Sogandares estudió el bachiller en humanidades, que integraba letras y ciencias, y que era el bachiller que preparaba a las personas para estudios superiores. Para ese tiempo, tuvieron que haber sido sus profesores, Octavio Méndez Pereira, José Daniel Crespo, Fermín Naudeau y Jeptha B. Duncan. Graduarse de bachiller en Humanidades con el primer puesto de honor la hizo merecedora de una beca otorgada por la Unión Panamericana (hoy Organización de los Estados Americanos), gestionada por Esther Neira de Calvo. Esa beca la condujo al extranjero, a Winona, Minnesota, Estados Unidos, a estudiar una licenciatura en Artes

Carmen Sogandares de Mackenzie  

con especialización en Química del Colegio de Santa Teresa. Prosiguió sus estudios de medicina en la Universidad de Arkansas Little Rock donde obtuvo su título, e hizo un año de internado en el Hospital de las Mujeres de Filadelfia, donde fue alumna de Catharine Macfarlane, obstetra y ginecóloga estadounidense que fundó uno de los primeros centros de detección de cáncer de

útero en los Estados Unidos.

Con el ánimo de servir a la mujer panameña, regresa al país. Espera su nombramiento en el Hospital Santo Tomás. Entra a la sección de maternidad como médico interno de primera categoría, en 1936, y le toca atender los casos más complejos de Panamá y Colón, junto a sus colegas el Dr. Luis Prieto y el Dr. Gaspar Arosemena (su jefe).

En su trayectoria, deja legado en cuatro áreas: en la atención de la salud de la mujer, en la enseñanza, en el gremio y en la investigación.

Debido a su formación médica, Sogandares se interesa en participar en la generación de la literatura médica que se producía en el país, en publicaciones como Archivos Médicos Panameños. Fue autora de varios estudios clínicos: “Placenta previa” (1946), “Mola hidatidiforme” (1952), “Ruptura del útero: estudio de 30 casos de ruptura uterina ocurridos en el Hospital Santo Tomás en los últimos 24 años (1925- 1949)” [1953], “Quiste gigante recidivante del ovario derecho como complicación de un embarazo ” (1954), y “Sangramiento vaginal durante el embarazo” (1954). Con alguno de ellos, se presenta en congresos en el extranjero.

En el estudio sobre Sangramiento vaginal durante el embarazo, deja entrever los desafíos que enfrentaban en la sala de maternidad (la que hoy debería llevar su nombre) del hospital: “La causa más común de muerte durante la preñez es hemorragia. (…) Hoy día, gracias a los servicios del Banco de Sangre, muchas vidas se han salvado; sin embargo, todavía falta mucho para mejorar este servicio, ya que el factor tiempo es de suma importancia y se pierde un tiempo precioso esperando el tipaje y que la sangre sea enviada del Banco. Actualmente estamos tratando de conseguir que en nuestra Maternidad haya siempre lista sangre tipo O, RH + para ser usada en casos de urgencia”.

Aunque también ejerció la práctica privada, fue el Hospital Santo Tomás el lugar predilecto de trabajo de esta pionera de la medicina. Y es que el Elefante Blanco fue el epicentro de sus luchas, legados y vocación.

Vannie Arrocha es autora de la biografía “La Doctora”.

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