Panamá, tierra fértil para hallar nuevas especies de flora

El Dr. Iván Valdespino es botánico, miembro del Sistema Nacional de Investigación y
docente universitario. Durante su formación profesional, encontró un nicho de investigación
en las plantas del género Selaginella.

Tamara Del Moral
tdelmoral@senacyt.gob.pa

Por el año 1988, cuando el Dr. Iván Valdespino, profesor del Departamento de Botánica de la Universidad de Panamá, iniciaba sus estudios de doctorado en el Jardín Botánico de Nueva York y en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, se había propuesto estudiar los helechos y plantas afines, como las selaginelas, los licopodios y los isoetes.

“Conversé con mi tutor doctoral sobre varios grupos de plantas, porque quería trabajar en uno que estuviera presente en Panamá y que no tuviera un especialista. Me decidí por el género selaginelas, porque el último especialista en este grupo a nivel mundial había fallecido en 1958, y no había nadie trabajando en ese tipo de plantas”.

El género selaginelas se distribuye en todo el mundo, sobre todo en las zonas subtropicales y tropicales y se originó, por lo menos, hace unos 350 millones de años. Pertenece al grupo de plantas vasculares que no producen semillas y se estima que existen entre 600 y 800 especies. Desde la óptica científica, estas plantas son interesantes porque se puede estudiar no sólo su relación con otros grupos e identificar las distintas especies, sino también su evolución, las adaptaciones que han tenido a lo largo de su historia y sus cualidades en términos de farmacognosia, para el tratamiento de enfermedades.

Las selaginelas tienen compuestos naturales, entre ellos, alcaloides, neoligninas, fenoles y flavonoides, que les aportan propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y citotóxicas.

En la medicina tradicional de América y Asia, se han usado estas plantas para tratar hepatitis, ictericia, hemorroides, enfermedades respiratorias, renales y gastrointestinales, e incluso, el cáncer, explica el Dr. Valdespino.

“Algunas poblaciones consideran que también poseen efectos afrodisiacos. Los grupos Emberá-Wounan en Darién utilizan decocciones del tallo de Selaginella haematodes, otra especie de este género, para tratar la disfunción eréctil. Más recientemente, dentro de la medicina moderna, se llevan a cabo ensayos clínicos utilizando los compuestos bioactivos de selaginelas para tratar el cáncer, el VIH y COVID-19”, añade el investigador.

Nuevas Especies

El Dr. Valdespino, quien también es miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI) de la Senacyt, recientemente describió una nueva especie de planta para la ciencia. Se trata de Selaginella ophioderma (familia Selaginellaceae), la cual proviene de los Andes, en el noroeste de América del Sur.

Este trabajo lo realizó en conjunto con colegas y estudiantes, y fue publicado por el Nordic Journal of Botany.

Selaginella ophioderma es muy parecida a un helecho terrestre y crece erecta, alcanzando hasta unos 80 cm de altura. Sus hojas mediales tienen ápice obtuso o redondo.

El hallazgo de esta nueva especie se dio cuando la Universidad de Gotemburgo (Suecia) y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador le solicitaron realizar un tratamiento taxonómico de las selaginelas en Ecuador.

“En Suramérica, el grupo de especies pertenecen a la alianza de Selaginella flabellata, que tiene una gran diversidad en Colombia, Venezuela, Ecuador y Brasil; por lo que decidimos concentrarnos en estudiarlas en esa región y así surgió la oportunidad de descubrir esta nueva especie, Selaginella ophioderma, así como otras que anteriormente se han descrito para Brasil y Colombia”, expresa el investigador. En Panamá, también hay algunas especies de S. flabellata, añade el botánico.

“Es parte de un estudio que estamos realizando con apoyo de la Universidad de Panamá, el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, el Jardín Botánico de Nueva York, la Academia de Ciencias de California, y en su momento, hemos colaborado también con científicos de la Universidad de Berkeley en California y con colegas del Museo y Jardín Botánico de Berlín, del Jardín Botánico de París, y colegas de Taiwán, quienes han apoyado la investigación en los últimos años”.

Anteriormente, el Dr. Valdespino ha realizado varias investigaciones sobre las selaginelas en Panamá, junto con algunos colegas y estudiantes del Departamento de Botánica de la UP, logrando descubrir, a la fecha, más de 60 nuevas especies de ese género para el mundo, incluyendo tres especies en Panamá.

El último tratamiento taxonómico de Selaginella en Panamá era de 1981, relata el científico. “Se decía que en Panamá había 33 especies de este género de plantas, pero, por algunas prospecciones que habíamos hecho en el Parque Nacional Volcán Barú, en el Parque Internacional La Amistad, el Parque Nacional Santa Fe y en el Parque Nacional Omar Torrijos Herrera, pudimos determinar que la diversidad de especies en nuestro país es significativamente mayor que lo que anteriormente se había reportado”.

Tomando esto en cuenta, el Dr. Valdespino propuso un proyecto de investigación a través de la Vicerrectoría de investigación y Postgrado de la UP. Con el apoyo del SNI, hizo estudios en campo y el trabajo rindió sus frutos, ya que descubrieron otras cinco nuevas especies que están por nombrar.

“Hay unas 58 especies de selaginelas en Panamá y, probablemente, en otros sitios que no hemos investigado, sobre todo en la provincia de Darién, se podrían encontrar otras especies que sean nuevas para nuestra flora”.

Durante millones de años, las especies del género Selaginella han ido desarrollando cierto grado de especialización respecto a los diferentes hábitats, lo que les ha permitido evolucionar exitosamente.

Algunas especies son características de áreas abiertas y otras, de bosque nuboso. En el caso de las nuevas especies de Panamá, hay una que se encuentra a elevaciones de 800 a 1200 metros sobre el nivel del mar y con alta precipitación; mientras que una especie hallada en el Parque Nacional Volcán Barú y en el Parque Internacional La Amistad, está muy asociada a cursos de agua en zonas altas.

El Dr. Valdespino concluye que Panamá es muy importante como puente biológico para la distribución de especies en Suramérica, Mesoamérica y el resto del Caribe. Por esta razón, es esencial conservar los hábitats naturales.

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